UNA AFILADA AGUJA
Autor: Salazar Bondy, Sebastián
Formato: 22.3 x 14.5 cms.
Páginas: 144
ALMA MATINAL, SERIE DE POESÍA CONTEMPORÁNEA
Emilio Adolfo Westphalen dice, sobre la obra poética de Sebastián Salazar Bondy: «la poesía no fue en Sebastián ocupación marginal, inconsistente o mudable, sino meollo, corazón, núcleo vital de su ser. Es ella la que permitió el equilibrio de su vida, por ella no cedió al vértigo de la desesperación, en ella se redime de tanto trajín inútil, de tanto trabajo vano por remover la fealdad que nos apabulla. La poesía es su triunfo secreto».
Sebastián Salazar Bondy (Lima, 1924-Lima, 1965), poeta, dramaturgo, periodista, editor y ensayista. La fulgurante vida de Sebastián Salazar Bondy dejó honda huella entre los intelectuales de su tiempo. Su prematura muerte, a los 41 años de edad, dejó inconclusa una obra poética que quedó plasmada en una docena de plaquetas y poemarios. Publicó Voz desde la vigilia (1944), Cuaderno de la persona oscura (1946), Máscara del que duerme (1949), la plaqueta Tres confesiones (1950), Los ojos del pródigo (1951), Confi-dencia en alta voz (1960), así como las plaquetas Vida de Ximena (1960) y Cuadernillo de Oriente (1963). Póstumamente se publicaron El tacto de la araña (1964) y Sombras como cosas sólidas (1965), volumen este que incluye al de 1964. En el poemario Conducta sentimental, publicado, en Bogotá, en 1963, y que en 1960 lo había hecho merecedor del prestigioso Premio León de Greiff, incluyó varios poemas de Confidencia en alta voz. La primera edición de su obra poética data de 1967, y estuvo a cargo de Francisco Moncloa Editores. La segunda edición, titulada Todo esto es mi país, se publicó en 1987, por el Fondo de Cultura Económica, y fue prologada por el poeta mexicano Jaime García Terrés.
Su dramaturgia mereció múltiples distinciones. Obtuvo el Premio Nacional de Tea-tro en tres ocasiones: en 1947, con la farsa Amor gran laberinto; en 1952, con el drama Rodil; y, en 1965, con la obra El rabdomante, distinción, esta última, que se le otorgó póstumamente. En 1962 fue jurado, en La Habana, del Premio de Teatro de Casa de las Américas.
Durante varios años fue columnista del diario La Prensa, labor a la que renunció en 1959 debido a discrepancias ideológicas. En 1958 recibió el Premio Nacional de Periodismo y, en 1960, el Premio Cabotín al me-jor artículo periodístico del año.
En 1964 publicó, en México, el ensayo Lima la horrible. Dio a conocer, también, Poesía quechua, con selección y presentación suyas, Cerámica peruana precolombina y, en Buenos Aires, una selección de los Comentarios reales del Inca Garcilaso, que prologó.